Por Thania Oseguera

Hace un tiempo vi un meme de una publicación donde una abuela le recomendaba a su nieta que saliera con el “nerd” del salón, porque podría ser el próximo Mark Zuckerberg, ¿Si saben? Dueño de la red social donde publicamos indirectas, presumimos con fotos y ahora criticamos con iconos de emojis, Facebook. Por su parte, al ver Zuckerberg esta publicación dijo que lo que debería haber hecho la tierna abuelita, era impulsar a la nena para que ella fuera la próxima nerd y no dependiera de nadie.

   Yo me pregunto, ¿Son pensamientos viejos solo de abuelitas? Y si “sí” es la respuesta, no me explico ¿Por qué demonios, muchas personas de mi generación siguen pensando así? ¿Es comodidad?

Millennials
Millennials

   Lo curioso es que mujeres brillantes, preciosas y con un encanto y talento extraordinario se conforman con ser la señora de un alguien. A veces solo importa el apellido no la persona. Más en lugares elitistas y tradicionalistas como las provincias.

   Pero esto, ¿A qué se debe? Me gustaría decir que es por culpa de nuestros genes y que nacimos de esta forma, pero no. Yo no digo que no hay personas que genuinamente amen esta faceta del ama de casa tradicional y una familia feliz y aparentemente funcional, pero seamos realistas, nos programan desde pequeños para que pensemos de cierto modo. En este caso para que pensemos que necesitamos a un hombre desde el comienzo como un apoyo y no un compañero.

   Está bien, nadie tiene derecho de juzgar a nadie, pero real, ¿Qué onda con nosotras las mujeres? ¿Qué carajos tenemos en la cabeza? O sea sí, hay que ser accesibles pero no zorras, debemos tener dignidad pero no caer en el orgullo, debemos ceder de vez en cuando pero darnos a desear. Por estas semillas que plantan en nuestro cráneo desde pequeñas, seguimos patrones de conducta que están en nuestras casas.

   Estas pautas forman muchos tipos de mujeres. No las clasificaré como las lo hacen bien y las que no. Sin albur, pero si diré acerca de los síndromes que muchas de nosotras en algún periodo de nuestra vida hemos padecido y son las más autodestructivas. El síndrome de “yo puedo cambiarlo” y el de “yo puedo hacer que se enamore de mi”.

El síndrome del “yo puedo cambiarlo” aplica a las mujeres que piensan que pueden “curar” a los malos y a los enfermos mentales, desde golpeadores, alcohólicos, hasta a mujeriegos incorregibles y manipuladores. El síndrome de “yo puedo hacer que se enamore de mi” que es el que aplica a las mujeres, que se han declarado enamoradas y hasta han hecho insinuaciones fuertes y han sido rechazadas abruptamente.

Que una mujer este en alguna de estas situaciones es lo más autodestructivo. Es masoquismo puro. Yo no soy ningún genio de las relaciones ni nada por el estilo, solo creo que la clave de cualquier relación está en ser dos enteros y no una media naranja. No se trata de complacer, se trata de compartir y convivir. Pero sobretodo, el secreto está en valorarse a sí mismo y no solo va para las mujeres, esto va para todos. Después de todo, ¿Cómo vas a querer si no te quieres a ti mismo? Y aunque este trillado, solo pregúntate ¿Me siento correspondida? ¿Esta persona hace lo mismo que yo hago por ella? O en caso contrario, ¿Me gustaría estar en la posición que pongo a mi pareja todos los días? Un poco de empatía y menos egoísmo para variar. Así siendo parejos, podremos hacerle mejores recomendaciones a nuestros nietos, algún día.