El cohete con el que el magnate busca llevar a 100 pasajeros a la Luna mostró problemas desde el inicio de la operación.

El cohete Starship de la compañía SpaceX que dirige el magnate Elon Musk despegó este miércoles a las 7:33 de la mañana en Boca Chica, al sur de Texas, sin embargo, lo que parecía un éxito, se volvió fracaso cuando a los 4 minutos del lanzamiento explotó.

La primera señal de que “algo no estaba bien” en el comportamiento que se esperaba fue cuando al medio minuto antes de la retransmisión ofrecida por SpaceX se observó que el módulo superior no se separó del módulo inferior como debía hacerlo.

Apenas unos segundos antes, se apreció que cinco de los 33 motores no se habían encendido, lo que pudo haber afectado en el curso del cohete.

El Starship está destinado a consolidar el liderazgo de la compañía en la carrera espacial turística, donde incluso ya tiene el compromiso de misiones tripuladas a la Luna para 2025.

No obstante, la compañía analizará las causas del fracaso del cohete que empezó a desarrollarse desde hace una década.

Minutos después de la explosión del SpaceX, Elon Musk se pronunció al respecto y escribió que “hemos aprendido mucho para el próximo vuelo de prueba dentro de unos meses”.

Es importante aclarar que los fallos en el primer lanzamiento de un nuevo cohete son habituales en el sector espacial, ya que las condiciones a las que se ve sometido el aparato durante el ascenso no se pueden simular en ordenadores.

Con sus 120 metros de altura y su capacidad de enviar cargas de hasta 150 toneladas a la órbita terrestre baja, es el cohete más grande y potente jamás construido. Bate los récords vigentes desde hace más de 50 años del Saturno V, el cohete en que despegaron los astronautas que viajaron a la Luna en el programa Apolo de la NASA.

Finalmente, en el lanzamiento de hoy, el Starship debía durar una hora y media en su misión, dar una vuelta al mundo y alcanzar una altitud de 235 kilómetros sin llegar a ponerse en órbita.