A pesar de un comienzo titubeante por parte de los Raiders, lograron revertir la situación y el mariscal de campo Derek Carr, encabezó la ofensiva en la victoria de Oakland 27-20 frente a los texanos de Houston, en un partido celebrado en el Estadio Azteca.
Después de 11 años de la última vez que se celebró un partido de NFL en tierras mexicanas, la gente respondió de forma estupenda, pues se dieron cita poco más de 76 mil aficionados, quienes vieron el poderío de los Raiders, los cuales llegaron a 8 victorias en la presente temporada con sólo 2 derrotas.
Los texanos iniciaron con pie firme y en los primeros tres cuartos del partido sometieron a los Raiders, mientras que la defensa de la franquicia de Houston solamente permitió 120 yardas y 13 puntos, tras un total de 37 jugadas y 45 minutos de juego, lo que ayudó a que se adelantaran en el marcador 17-13.
La reacción por parte de los Raiders no se hizo esperar y sólo necesitaron de una jugada para igualar el marcador, el QB Derek Carr visualizó libre al receptor Jamize Olawale y desde la yarda 25, mandó un pase, lo cual permitió al corredor penetrar la defensiva texana y escaparse 25 yardas hasta las diagonales.
Una definición muy cuestionada por parte de los jueces terminaría por romper con las esperanzas de ganar por parte de los texanos, pues Lamar Miller sería detenido en la línea, aunque en el papel habría superado la marca del primero y 10, la decisión sería contraria a esto, acción que el coach Bill O’Brien decidiera retar, pero esto no sería beneficioso para él ni su equipo, pues el veredicto quedaría igual.
Esta situación sería aprovecha por los Raiders y con sólo cinco jugadas, Carr mandaría a Amari Cooper a la zona de anotación para terminar y dictar sentencia condenatoria a unos cabizbajos texanos.
Houston tenía una ligera esperanza de seguir en el encuentro, pero la defensiva de Oakland se comportaría a la altura, lo que le permitiría al equipo seguir con la buena racha y mantenerse como serio candidato al título.
