ESO ES TOÑO
Por Juan Antonio Contreras
Perdonar, ¿yo?
Pero, ¿yo por qué? Que lo perdone Dios, ¡yo lo odiaré mientras viva!
Así reaccionamos cuando alguien nos hace daño, cuando alguien nos roba la tranquilidad, pensamos que merece ser odiado y nos encargamos de que obtenga lo que se merece.
Sin saberlo, de paso nos envenenamos nosotros mismos. Procesamos palabras y pensamientos dañinos que sólo nos hacen mas daño, no hacemos nada por controlar nuestras emociones y decidimos vengarnos.
En lugar de buscar una solución al problema, decidimos jugar el juego de “quien pega al último…“.
Nos enfrascamos en una lucha sin sentido, teniendo el poder de terminarla solamente con dos mágicas palabras: ¡te perdono!
Nos resulta tan difícil perdonar, porque nos basamos en la experiencia de nuestros padres y amigos para formar un veredicto.
Enjuiciamos las acciones de las personas, dependiendo de cómo hubiera reaccionado éste o aquél, no permitimos controlar nuestras emociones nosotros mismos, por miedo a que nos digan tontos.
Entonces, ¿quién es el tonto?