Con base en la semilla de la planta nim, un grupo de investigadores desarrolló el producto que posibilita disminuir significativamente los daños producidos por el gorgojo en maíz almacenado, sobre todo en la agricultura de subsistencia.
Una planta productora de Granim está ubicada en el Campus Córdoba del Colpos, con un potencial para producir 300 toneladas anuales, suficientes para beneficiar a 60 mil familias de agricultura de menor escala.
Investigaciones aplicadas con resultados probados como la del insecticida biológico Granim abren oportunidades para que surjan empresas capaces de industrializar en beneficio de quienes más lo necesitan.
Un grupo interdisciplinario de investigadores del Colegio de Postgraduados (Colpos) generó un insecticida alternativo, ecológico e inocuo, que permite a las familias rurales que subsisten con la producción de granos el almacenamiento y conservación del maíz.
Los especialistas del Colpos importaron de Nicaragua la semilla de la planta nim o neem (originaria de la India y que es utilizada en la medicina tradicional para el control de diversas enfermedades), que también se le conoce como la farmacia del pueblo, y que es producto base para la elaboración del insecticida.
En los campus del Colpos Córdoba y Veracruz, zona que cuenta con las condiciones climáticas que requiere la planta para poder desarrollarse, los especialistas –coordinados por el investigador Ángel Lagunes Tejeda— realizaron estudios de adaptación del cultivo y generaron paquetes tecnológicos.
Con base en esta planta, el grupo de investigadores encontró la proporción de polvo de nim, de polvo abrasivo y de polvo higroscópico y cal para disminuir significativamente los daños producidos por el gorgojo en maíz almacenado, lo que les permitió patentar el insecticida ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial.
Estimaciones de los especialistas refieren que en el país más de dos millones de agricultores de maíz, principalmente del sur sureste, producen en suelos malos y pobres y cosechan menos de una tonelada por hectárea, además de que este grano, producido en la agricultura de subsistencia, es el que les alimentará durante los meses siguientes.
Normalmente las familias guardan en promedio 150 kilogramos, que se les infecta de gorgojo a partir del cuarto mes de cosechado, por lo que deben comprar más maíz a un mayor costo y sin la garantía de que no se les agorgoje; la aplicación de insecticidas químicos es inoperante por costosa y por los riesgos de salud que lleva consigo, detallaron.
De esta manera, el insecticida ecológico o Granim, como se conoce comercialmente, sirve para proteger la semilla que es producida una sola vez al año por el campesino.
Para su empleo, sólo debe agregarse al maíz desgranado y seco un kilogramo de Granim por cada 100 kilogramos, posteriormente se encostala y se puede disponer para consumo inmediato, ya que solo basta con lavar el polvo con agua.
Esto se debe, acotaron, a que el Granim no se adhiere al maíz, lo que representa una ventaja importante contra los insecticidas convencionales, que hacen imposible que el grano se consuma de manera inmediata por la permanencia de residuos a pesar del lavado.
Explicaron que la forma en que actúa el Granim es sencilla: los gorgojos al caminar entre los granos encostalados se llenan de polvo abrasivo y éste raspa la cutícula de su cuerpo, haciendo que pierdan humedad, la cual es absorbida por el polvo higroscópico y que hace el efecto de esponja, al mismo tiempo que el nim afecta los procesos fisiológicos normales del insecto, ocasionándoles la muerte.
Una planta productora de Granim está ubicada en el Campus Córdoba porque el ingrediente básico son los frutos del árbol del nim, que se desarrollan mejor a menos de 600 metros sobre el nivel del mar.
El Colpos tiene el potencial para producir 300 toneladas anuales suficientes para beneficiar a 60 mil familias de agricultura precaria.
Sin embargo, el objetivo es lograr que el producto se industrialice y permita beneficiar a los miles de productores de subsistencia que existen en las zonas rurales más pobres del país.
Los productores al utilizar Granim podrán almacenar el maíz suficiente para satisfacer sus necesidades de alimentación, de cosecha a cosecha, un resultado significativo en la disminución de su pobreza y en beneficio de su seguridad alimentaria, indicaron los especialistas.
Investigaciones aplicadas con resultados probados, como la del insecticida biológico Granim, abren oportunidades para que surjan empresas capaces de industrializar en beneficio de quienes más lo necesitan.