La mujer, que presentaba dificultad para respirar debido a la enfermedad, dijo al personal médico: “yo ya tuve una buena vida”, intentando convencerlos de dejar el respirador que usaba a otros pacientes.
Cede su respirador a jóvenes: Suzanne Hoylaerts, era una abuelita de 90 años, que lamentablemente sufrió hasta su último día por problemas respiratorios ante la enfermedad del COVID-19 (coronavirus), pero esto no le impidió irse como toda una heroína realizando un acto de bondad por los demás.
La mujer acudió al hospital cuando notó que aparecieron diversos síntomas que la alarmaron con el temor de contraer coronavirus. Sus sospechas resultaron ciertas cuando después de algunas pruebas, los médicos se le informaron que se había contagiado.
De inmediato, el personal médico se apresuró a darle los cuidados necesarios a la mujer que como síntoma principal presentaba dificultades para respirar. Su hija, pidió a los médicos darle un respirador artificial a Suzanne, pero ella se negó a usarlo.
Ante la situación, la paciente sólo se limitó a explicar:
“No quiero usar respiración artificial. Guárdala para los pacientes más jóvenes. Yo ya he tenido una buena vida”.
A pesar de los esfuerzos de los médicos, Suzanne falleció 2 días después de haber ingresado al centro médico.
Su hija, lamentó profundamente que no puede hacerle un funeral, ni despedirse de ella como lo merece, debido a las medidas de seguridad por la crisis sanitaria.
Aún con ello, el acto de valentía y generosidad de Suzanne será recordado.